Cuando hubo que atravesar las grandes aguas, las atravesé. De todos modos, me pareció muy simbólica la llegada de mi pasaporte. Se necesita cierta legalidad, que otros nos otorgan, para cruzar las fronteras. Mi pasaporte estaba vencido, llegó el nuevo, nueva foto, nuevos sellos irán llenando las páginas de atrás. Inevitablemente me acordé de Colombia y sus playas, de su gente y la buena vibra. Me acordé de mi gran cumpa de viaje, la Petunia, de cómo nos reímos y de cómo nos la gozamos todita!. Para la tierra cafetera, Carlos Vives "Ahí llego yo".
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